En estos meses de
trabajo con mi grupo de plástica hemos analizado todas las maneras de hacer
arte con comida, muchas teorías, artistas y nuestra conclusión, a la hora de
hacer nuestro trabajo de campo, fue que no nos parecía correcto utilizar comida
que se podía comer para realizar una obra de arte, ya que la cuestión del
hambre en el mundo tiene una importancia tan fuerte y estamos sensibles en relación
a este tema.
Por eso, hemos
decidido de no utilizar comida comestible, sino desechos, restos de comida y
hemos descubierto que también con estos se pueden hacer obras artísticas, de
otro tipo, pero de igual interés y con más carga social, ambiental y sentido crítico.
Creo que en el
siglo XXI, considerando todos os problemas que afectan al mundo como el hambre,
las desigualdades, la polución, la contaminación, las guerras, los cambios climáticos,
hay que enseñar a sensibilizar y ser sensible “sensibilizarse para
sensibilizar“, y esto tiene que empezar en las escuelas, desde cuando los niños
son pequeños, para que desde el principio desarrollen sentido y aptitud
critica. De aquí el hecho de trabajar con ellos con desechos, sobras, basura
cambiando la manera de pensar en ella, como algo que da asco, que no hay que
tocar, que es sucio. Además creo que es divertido, sobre todo por los niños,
trabajar con algo de nuevo, ya que ellos no tienen prejudicios y están abiertos
a todas las posibilidades.
En conclusión aquí
hay nuestro mundo: espero que a través de la sensibilización general de las
nuevas generaciones se encontraran maneras siempre nuevas para salvar nuestro
mundo y para vivir con menos cosas, pero más felices…empezando haciendo arte
sin desperdicio!
Gracias a este
trabajo he tenido la posibilidad de reflexionar sobre este tema, como persona y
como futura profesora.
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